Una expresión de confusión apareció en el bello rostro de Jay. Al instante sintió el impulso de buscar el perdón de Angeline. La verdad ya no era importante. Tenía que convencer a su querida esposa en este momento. “En mi corazón, siempre serás mi angelito. Soy mayor que tú. ¿Cómo podría llamarte bruja?”.
Angeline resopló con frialdad y siguió ignorándolo.
“Esposa, ¿qué hice mal? Debes hacérmelo saber. Reflexionaré sobre mis errores y haré lo posible por corregirme. Lo digo en serio”.
La rabia de Angeline se disipó tras escuchar las palabras de Jay. No era gran cosa. Angeline se sintió mejor después de darle a Jay un castigo menor.
Ella se sintió complacida después de notar la expresión frenética en la cara de Jay. Soltó una ligera risa y dijo: “No hables mientras duermes”.
Jay se quedó boquiabierto. Luego se dio un ligero golpe en la boca como castigo. Miró a Angeline con incredulidad. “¿Hablé mal de ti mientras dormía? ¿Cómo es posible? Como dice el refrán, soñarás con quien