Capítulo 89
Alicia escucha las palabras jactanciosas de María, pero no muestra emoción alguna.
Después de todo, ahora puede ganar su propio dinero.
Con expresión serena, le dice a la empleada: —La talla está bien, empáquelo, por favor.
—Alita, ¿solo vas a comprar estas dos prendas? ¿Acaso el médico de la escuela con quien sales no quiere gastar dinero en ti?
Carmen se burla: —Alicia, ¿acaso pretendes ser rica? Aquel día, el médico alquiló tantos autos de lujo para recogerte, ¡qué espectáculo! Lástima que todos eran alquilados.
La sonrisa de María crece; finalmente siente que ha obtenido una ventaja.
Sosteniendo su bolsa de compras, Alicia responde: —Al menos el dinero que gasto lo he ganado yo misma; no dependo de nadie.
—Alita, depender de la familia también es una forma de felicidad. ¿Por qué luchar con ellos? ¿No sería más fácil regresar y mostrar un poco de debilidad? No sabes cuánto envidio que tengas tantos familiares.
Laura, que no puede soportarlo más, interviene: —María, deja
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