Capítulo 36
—¿Qué haces aquí?
Alicia levantó la vista y vio a Roberto, se sintió algo nerviosa y bajó la cabeza: —Vengo a comer.
Su voz sonaba un poco ronca.
Roberto se acercó: —¿Lloraste?
Su voz sonaba rara, como si hubiera estado llorando.
Alicia negó instintivamente: —No.
En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron y Vicente salió de allí.
Al verlo, Alicia se lanzó directamente a los brazos de Roberto, aferrándose con fuerza a su ropa.
Alicia deseaba poder esconderse por completo en los brazos de Roberto, no quería que Vicente la viera allí.
Roberto se quedó paralizado, mirando a la chica en sus brazos. Ella estaba pegada a él, y él casi podía oler su fragancia dulce.
Su garganta se movió levemente, y de forma instintiva quiso alejar la distancia entre ellos.
Pero en cuanto se movió, ella extendió los brazos y rodeó su cuello.
Si alguien los mirara, parecería que ambos eran una pareja enamorada.
Roberto frunció los labios, algo sorprendido por su comportamiento.
El hombre, normalmente
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