Capítulo 357
El abogado Emilio dijo esta frase, y el lugar quedó en un silencio sepulcral.
María de inmediato perdió la voz, como si fuera una gallina de gran tamaño con el cuello atascado, su rostro se puso rojo y le salieron grandes manchas en las orejas.
¿Qué?
¿Este abogado tan famoso era en realidad el abogado de Alicia?
¿Se habrá equivocado al escuchar?
Con su rostro hinchado como el de un cerdo, María observó de reojo a Carlos con una mirada llena de dudas: —¿No dijiste que nadie se atrevería a tomar el caso del Grupo Andes?
¿Cómo es que no solo alguien lo aceptó, sino que además fue un abogado tan famoso como el aboga Emilio?
Carlos estaba aún más sorprendido que todos: —¿Abogado Emilio? ¿Me habré equivocado? ¿No habías dejado de tomar casos pequeños?
El abogado Emilio respondió con calma: —Fue una encomienda.
Eso confirmaba de nuevo que él era el abogado de Alicia.
María, muy frustrada por todo esto, exclamó: —¡No puede ser! Alicia en Piedraplata no conoce a ninguna persona poderosa, ¿cómo

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