Capítulo 338
Roberto apartó la mirada sin inmutarse, con tono tranquilo: —¡Quién le mandó a ser bocón!
Pero, en realidad, no había logrado controlar su ira.
En estos años, muchas cosas ya no requerían que él mismo se encargara de ellas.
Sobre todo, cuando escuchaba a otros hombres difamarla, no podía evitarlo, ni quería evitarlo.
Miró a Alicia: —Tú también fuiste imprudente. Y aún tuviste el descaro de gritar en un lugar sin cámaras.
—Es que no imaginé que ese hombre fuera tan repulsivo. Estaba todo el tiempo acosándome, no pude más, quería darle una lección.
No pensó que la situación terminaría en una pelea con tanta gente.
Ahora, probablemente, las cosas se complicarían un poco.
Alicia miró la herida de Roberto: —No mojes esa zona los próximos días, y ve a ponerte una inyección contra las infecciones, fue un rasguño con un mueble metálico.
Roberto asintió. En realidad, no sentía dolor en absoluto, pero su mente estaba algo confundida.
El entrenador de boxeo regresó: —Señor Roberto, ya han llamado

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