Capítulo 183
Cada vez que Angeline dibujaba su retrato, tenía un aspecto extremadamente real.
A los ojos de otras personas, Jay podía ser eminente e inaccesible, un presidente terrible y diabólico. A los ojos de Angeline, sin embargo, siempre fue un niño grande.
En sus dibujos, siempre llevaba una camiseta blanca juvenil, un collar de platino con un amuleto de trébol de cuatro hojas y zapatillas Nike. Su pelo fluía con la brisa y sus ojos eran lúcidos: un niño grande con un carácter alegre.
Jay sostuvo el último dibujo de Angeline y cayó en la cuenta de lo precioso que era este dibujo.
Se arrepentía de haber sido débil en aquel entonces, de no haber tenido el valor de enfrentarse a la muerte de Angeline. Que fantástico hubiera sido si hubiera visto estos recuerdos antes y se hubiera dado cuenta de lo mucho que Angeline confiaba en él.
Uno pensaría que ciertas cicatrices se coserían y sanarían lentamente si no se tocaban. Sin embargo, lo que Jay no esperaba era que ciertas cicatrices selladas d
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