Capítulo 5
En la sede de Wolf Group International de la Ciudad B, todos los ejecutivos estaban sentados en la sala de conferencias, esperando con ansias la llegada del misterioso propietario de la compañía.
Hace tres años, un comprador anónimo adquirió el bloque comercial más próspero de la Ciudad B al precio de más de dos mil millones de dólares. Posteriormente, invirtió alrededor de diez mil millones de dólares para construir el edificio más alto de la ciudad, al que llamó Wolf Group. Dos años después, esta compañía se relacionó con muchas industrias, de las cuales obtuvo grandes beneficios en sectores, como: hotelería, inmobiliarias, industria financiera e industria del cine y la televisión. No obstante, pese a que el éxito de la asociación había sido realmente extraordinario, nadie conocía la identidad del propietario. Lo único que se sabía era su primer nombre, Anthony.
Sin embargo, ahora, ¡por fin llegó el momento esperado!
Luego de que anoche hayan recibido un comunicado de la Oficina del CEO en donde se les comunicó que el director ejecutivo vendría hoy, todos los trabajadores permanecían sentados correctamente, mientras hacían conjeturas sobre él.
A las 10:00 a.m., Marcus Field, el presidente ejecutivo y secretario general de la compañía, llegó a la sala de conferencias.
Instintivamente, todos los ejecutivos voltearon a mirar.
Enseguida, Marcus hizo una reverencia y dijo: “Señor, por favor”
En este momento, un hombre alto, delgado y con rasgos atractivos, entró en la sala.
Tras ver su buen porte, la gente quedó en estado de shock. Evidentemente, su físico no tenía ni una pizca de comparación con las suposiciones que hicieron.
En este momento, William Howard caminó casualmente y se dirigió hacia el asiento principal de la sala. Posteriormente, se sentó y lanzó una mirada digna de un superior.
Al instante, los ejecutivos se pusieron de pie y saludaron, diciendo: “¡Bienvenido, Sr. Howard!”
Debido a que siempre se caracterizó por ser directo y conciso, William terminó la reunión en menos de media hora. Posteriormente, se dirigió junto a Marcus hacia la oficina del CEO, la cual había sido decorada en base a sus gustos. Una vez que entró, miró con satisfacción y se sentó cómodamente.
Por su lado, dado que había trabajado para William durante mucho tiempo, Marcus notó su contentamiento de inmediato. Entonces, sonrió con alivio y dijo: “Señor Howard, imagino que la noticia de que usted es el propietario de la compañía se expandirá en un abrir y cerrar de ojos. Me pregunto cómo reaccionará su familia cuando se entere”.
“Nadie se enterará. Se preparó un documento interno en donde se les pide a los ejecutivos que lo mantengan en secreto” contestó William sonriendo.
“Es decir que… ¿seguirá manteniendo el anonimato?” preguntó Marcus sorprendido. De hecho, él pensó que una de las finalidades de su retorno era revelar su identidad.
“Sí. Si doy la noticia en público, provocaré rivalidades con mis hermanos y la salud de mi padre empeorará. Por eso, prefiero seguir siendo el aprovechador inútil de la familia” respondió William.
Una de las impresiones que Marcus se llevó durante sus años de trabajo, fue que las familias ricas y poderosas como la de William Howard siempre se mostraban felices y unidos ante las cámaras, pero en privado, cada quien bailaba con su propio pañuelo. De hecho, William siempre fue considerado por sus hermanos mayores como el “aprovechador inútil”. Por este motivo, William prefería estar en el extranjero. No obstante, ahora que su padre estaba muy enfermo, decidió echar de menos las murmuraciones de sus hermanos y regresó al país para velar por la salud de su progenitor.
“Entonces, ¿debo seguir manejando los asuntos comerciales en su nombre?” preguntó Marcus.
“Sí, todo seguirá igual que antes” respondió William.
Al instante, sonó el celular de Marcus y charló algo sorprendido. Posteriormente, colgó la llamada, miró a su jefe e informó: “Me acaban de comunicar la identidad de la mujer de anoche. Se trata de Valeria Brown. Es sobrina de la Sra. Howard y novia de Mason Eich”.
Tras escuchar esto, William se sorprendió en silencio y pensó: “¿Novia de Mason? Hum... ¡interesante!”