Capítulo 29
Enseguida, Valeria lo miró fijamente y no supo qué responder. A juzgar por el físico, el médico varón que la atendió tenía entre 40 o 50 años. No obstante, con tal solo imaginar que alguien completamente desconocido le aplicaría la pomada, sintió pánico.
“Aún no me has respondido. ¿Estás segura de que quieres que el médico te aplique la pomada?” preguntó William.
Tras verlo a punto de irse, Valeria lo detuvo diciendo débilmente: “No es necesario. Hazlo tú”.
En este momento, el hombre sonrió, se acercó a la cama, comenzó a desabotonar la blusa de Valeria y dijo en tono reacio: “Ojo que solo lo hago porque tú me lo suplicaste. De lo contrario, no aplicaría una pomada tan maloliente a una mujer que está llena de heridas. De hecho, creo que nadie más estaría dispuesto a hacerlo”.
Por su lado, aunque intentaba consolarse a sí misma con el hecho de que no era la primera vez que la veía desnuda, Valeria no pudo evitar ponerse extremadamente roja.
….
Después de permanecer en la clínica al

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