El rugido severo de Mike resonó en los oídos de Avery y llegó también a los de Chad.
La ira de Chad surgió en un instante y se puso detrás de Mike para darle un pellizco en la espalda.
Mike soportó el dolor e, inmediatamente después, reformuló su frase: "¡Lo que estoy diciendo es que no tienes que esperarlo aquí! ¡Es una pérdida de tiempo! ¡Ningún presidente de empresa vendría a trabajar tan temprano!".
Su explicación no convenció a Avery.
La frase "no va a venir" resonaba constantemente en su mente.
La fuerza de su cuerpo se agotó como un globo que se desinfla.
Mike la arrastró fuera de la oficina con facilidad y salieron del Grupo Sterling.
La metió en el coche y le puso el cinturón de seguridad. "Le pediré a alguien que te lleve el coche de vuelta a casa".
Mike se sentó en el asiento del conductor y se alejó inmediatamente.
Avery miró por la ventana y vio cómo se alejaba cada vez más del edificio del Grupo Sterling. Entonces murmuró: "Mike, antes has dicho que no va a venir