Capítulo 21

—Es porque mi hijo le dijo a Diego que, si venía conmigo, Lucia podría convertirse en su madre sin problemas. No me sorprendió en absoluto. Sabía bien lo que ese pequeño bastardo era capaz de hacer. Solo sentí desprecio y murmuré: —Lo sé. José se levantó con una actitud arrogante: —¿Sabes qué hago con todo este equipo? —Lo que voy a hacer es grabar lo que suceda entre nosotros. —Y mañana lo enviaré a Sergio. —De esta forma, Sergio podrá ver con sus propios ojos cómo nos acostamos. —Y él se olvidará de ti de una vez por todas. Dicho esto, José se acercó rápidamente. Mirando su actitud, comencé a reunir toda la información que tenía en mi cabeza, procesando las imágenes que veía frente a mí. En cuestión de segundos, una solución se me ocurrió. Lo miré directamente a los ojos, sin intentar evitarlo: —Entonces, ¿después de haberte divorciado de Lucia, sigues escuchando sus órdenes y haciéndole el trabajo sucio? José me empujó con fuerza. Mi cuerpo se desequilibró y ca