Capítulo 100
La sonrisa en el rostro de Lucía desapareció instantáneamente.
Ya consideraba el dinero de Sergio como suyo.
Por eso, la idea de comprar algo para Diego le resultaba tan dolorosa como cortarse a sí misma.
Lucía estaba muy insatisfecha, pero no se atrevía a dejar que Sergio lo notara, así que fingió obedecer y comenzó a elegir con la cabeza baja.
Después de un largo rato, se le ocurrió una solución: —Sergio, realmente hemos gastado demasiado hoy.
—Sé que trabajas duro solo y que ganar dinero no es fácil...
Lucía se acercó a Sergio: —¿Por qué no le das a Diego lo que compraste para Carlos?
Sergio no dijo nada, solo la miraba fijamente.
De repente, sintió que Lucía era muy hipócrita.
No le pareció que él trabajara duro cuando ella eligió el diamante más grande de la tienda.
Tampoco cuando compró el candado de oro más pesado para su hijo.
Durante el medio mes que habían estado juntos, cuando Lucía usaba su tarjeta para vivir lujosamente...
Tampoco parecía que le preocupara su esfuerzo.
Sol
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