Capítulo 59: Nunca dependeré de alguien
Silvia, imperturbable, dijo: —Como secretaria, estar siempre bien preparada es lo correcto.
Ángel preguntó: —¿Así que esperas que algo suceda entre ella y yo?
—Lo que el presidente Ángel decida hacer no tiene nada que ver conmigo.
Ángel la miró fijamente por unos segundos y de repente se acercó a ella.
Silvia no sabía qué pretendía, pero intuía que no estaba contento, por lo que retrocedió instintivamente.
Por suerte, en ese momento, Marta apareció diciendo: —Ángel, ya estoy lista.
Silvia propuso rápidamente: —Debería llevar a la señorita Marta a casa.
Marta negó con la cabeza: —No, Silvia, estoy bien, puedo seguir trabajando.
—No necesitas forzarte.
—No lloré con lo que nos pasó, no puedo seguir siendo frágil. Debo aprender de Silvia y también ser valiente!—dijo Marta con seriedad.
Ángel, sin mirar a nadie, empezó a caminar hacia afuera: —Volvamos a la empresa.
Al llegar a la empresa, mientras Silvia se dirigía a la sala de secretarias, Ángel la agarró del brazo y dijo: —Ven conmigo,
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