Capítulo 315 Preocupada por ella
En Casa Lazcano también están desayunando.
Isidora levantó la cabeza al oír voces y vio a Inés bajando las escaleras con Lucía, ambas riendo y charlando de manera amigable.
Se mostraban cercanas, como Silvia había observado la noche anterior, pasando de apenas conocerse a convertirse en buenas amigas en un abrir y cerrar de ojos.
Isidora frunció ligeramente el ceño, pero pronto recuperó la compostura. —Es admirable el esfuerzo de la señorita Inés, que ayudó a cuidar de Lucía y los niños anoche.
Inés preparó una silla para que Lucía se sentara y, con una sonrisa sincera, dijo: —Señora Isidora, no tiene que agradecerme, Ángel la respeta mucho y yo la considero como a mi abuela. Ellos son como mis sobrinos, es lo menos que puedo hacer ayudar.
Lucía, visiblemente conmovida, tomó su mano y se sentaron juntas.
Isidora sonrió levemente: —Escuché que Ángel se fue anoche, ¿surgió algo urgente?
Inés respondió: —Sí, tuvo un asunto urgente de trabajo. Ángel me pidió que me disculpe en su nombre, l
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