Capítulo 309 Él Obedece
Lucía, sentada en el pequeño sofá, exhibe un ligero descontento en sus ojos al ver entrar a Silvia.
Silvia, con años de experiencia laboral, no se muestra afectada por tal frialdad: —Señora Lucía, he descubierto una pista sobre el verdadero autor del envenenamiento, solo necesito que usted lo confirme, usted...
—Silvia, no hables ahora.
Inés interrumpe directamente a Silvia, quien se detiene.
Inés, con una voz suave y delicada, le dice a Lucía: —Lucía, sé que estás sufriendo mucho por el envenenamiento del niño, pero justamente por eso debemos descubrir al verdadero culpable y hacer que pague el precio que merece, para aliviar nuestro rencor, ¿no es así?
Es muy tarde, pasada la una de la madrugada, y el rostro de Lucía muestra claros signos de fatiga, con los blancos de sus ojos rojizos por la falta de sueño.
Sin embargo, no puede descansar ni un momento sin identificar al culpable, por lo que finalmente asiente.
Silvia abre la boca para hablar, pero Inés la adelanta: —Ángel, tú habla
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