Capítulo 268 Sosteniendo el paraguas por ella
Silvia tuvo un encuentro de juegos mentales con él, que consumió su energía. Exhaló y giró su cabeza hacia la ventana: —¿Esos blancos en el césped, son para arco o para rifle?
El camarero, mientras servía el desayuno, sonrió al oír esto: —Son para arco, aunque también contamos con un campo de tiro cubierto.
Silvia mostró interés: —Ah, blancos de arco.
Ángel, que tenía un plato de pasta con camarones, tomó su tenedor y, viendo el interés de ella, sugirió: —¿Te gustaría probar el tiro con arco? Puedo acompañarte.
Entre el sexo y el tiro con arco, Silvia eligió lo segundo, naturalmente.
Después del desayuno, ambos se dirigieron al césped.
Pensaron que estarían solos, pero al llegar, encontraron a Óscar, Sofía y a una chica que no conocían.
El ambiente entre las dos mujeres y el hombre era sutilmente tenso.
Al notar su llegada, los tres apartaron la mirada.
Óscar se giró hacia ellos y dijo, sonriendo naturalmente: —Pensé que éramos los únicos madrugadores. ¿También vienen a practicar tiro
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