Capítulo 213 Bastardo
Ángel, con una expresión imperturbable, dijo:—¿Me salvaste solo para esto?
¿Qué más esperabas? Silvia, temiendo que él evadiera su responsabilidad, preguntó:—Presidente Ángel, ¿no será ingrato, verdad?
Ángel soltó un bufido. Su semblante se volvió frío y distante; ya no quería mirarla más. Se giró y cubrió la herida en su abdomen:—Quédate tranquila. Una vez que salga del hospital, eliminaré el problema.
Aunque solo se trataba de dos días, el tener que compartir una habitación de hospital con él durante cuarenta y ocho horas, día y noche, hacía que Silvia se sintiera incómoda.
Incluso pensó en hablar con la enfermera para pedir el alta hoy mismo.
Ángel, percibiendo sus pensamientos, dijo fríamente:—La mayoría de nuestro equipo está hospitalizado con heridas. ¿Quieres salir sola y darle a Ricardo la oportunidad de lastimarte?
Silvia se vio obligada a descartar la idea, frunciendo los labios con frustración.
Pero al mencionar a Ricardo, su corazón se agitó nuevamente:—Esa mano... ¿es de
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