Capítulo 161 Menciona a Mario
Ángel terminó abruptamente la llamada, al mismo tiempo que se apartaba para esquivar el cuerpo que Silvia lanzaba hacia él.
La habitación estaba tan oscura, con las cortinas cerradas, que no se filtraba ni un rayo de luz. Silvia, en la oscuridad, falló en su intento y casi cayó cuando su pie tropezó con el borde elevado de la alfombra.
Antes de que pudiera recuperar el equilibrio, Ángel se abalanzó sobre ella desde atrás, empujándola contra la pared y sujetándola con el rostro hacia la misma.
¡Jugaba con ella con una destreza que parecía manipular a un gato!
Silvia, con las manos sujetas a su espalda, respiraba agitadamente por la ira y no pudo evitar maldecir: —¡Ángel! ¡Sal de mi habitación inmediatamente! ¡O si no...!
—¿O si no qué?
Ángel, entumecido por el alcohol, habló con una voz fría y cortante: —¿O si no qué? ¿Te atreverías a hacer un escándalo si realmente hago algo?
¡Silvia tembló de pies a cabeza!
—Déjame adivinar, ¿qué te prometió Óscar? ¿Que Eduardo se uniera al proyecto
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