Capítulo 112 Es tu traición y abandono de la lealtad
Ángel miraba a Silvia desde arriba y le extendió la mano: —Levántate.
Silvia no tomó su mano; se aferró al borde de la mesa, tratando de apoyarse, pero sin mucha fuerza.
Ángel la agarró directamente por la muñeca y la levantó a la fuerza. Después de que Silvia se estabilizó, lo empujó con un movimiento brusco, su voz ronca: —¡Ángel, eres aún más despreciable de lo que imaginaba!
Ángel comprendió de inmediato que ella pensaba que él había instruido a Carlos para hacer esto. Con voz grave, dijo: —No dejes que tu imaginación vuele demasiado.
—La clasificación de objetos también se aplica a las personas. Antes estaba ciega, no vi quién eres realmente, fue mi error. —Ahora ya no estaba ciega.
—¿No eres bastante despreciable? Hacer que las grandes empresas me limiten, permitir que las pequeñas empresas jueguen conmigo, te has reconciliado con Alicia y aún así no me dejas en paz. Si no fuera por tu presión constante, ¡nunca habría venido a esta trampa!
Ángel la miró fijamente, su voz fría: —E
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