Señora Jinn.
Éste era el mejor apodo que Yanny había recibido en toda su vida.
Yanny sonrió mientras extendía la mano para sostener la de Shayne.
Sus dedos se entrelazaron mientras ambos estaban llenos de calidez y satisfacción. Se sentían tan seguros estando uno al lado del otro. Fue una sensación cautivadora.
La pareja caminó hacia la mansión privada de Shayne.
Yanny miró hacia delante y preguntó con calma: “Una vez dijiste que querías casarte conmigo. ¿Sigues pensando lo mismo?”.
Shayne giró la cabeza para mirarla con una mirada burlona. Él dijo medio en serio: “Aunque parezco un mujeriego, no voy por ahí dando falsas promesas a las chicas y jugando con sus emociones solo para que se queden conmigo. Lo que digo, siempre lo digo en serio”.
Yanny no lo cuestionó. Conocía muy bien el carácter de Shayne. “Vamos a casarnos entonces”.
Yanny mantuvo una leve sonrisa en su rostro todo este tiempo. Su sonrisa era cálida y determinada.
Era como si estuviera diciendo: ‘Hoy ha