Capítulo3786
Reinaldo estiró la mano y agarró el brazo de Hipólito. Pudo sentir con claridad cómo Hipólito temblaba de ira, casi al borde de perder el control. Estaba a punto de lanzarse a gritar o incluso a pelear.
Ese tipo siempre había sido impulsivo y, en momentos tan cruciales, no podía permitir que su mal genio arruinara el plan. Reinaldo respiró con profundidad y, con una voz severa, dijo:
—¡Hipólito, despierta! Si actúas ahora, este tipo podría desistir de enfrentarse uno a uno con la serpiente plateada de tres cabezas. En ese caso, se desataría una pelea caótica, ¡y eso sería un desastre para nosotros!
Las palabras de Reinaldo cayeron como un balde de agua fría, y Hipólito reaccionó al instante, maldiciéndose por casi dejarse llevar por la ira. Reinaldo tenía razón; la situación actual era la más ventajosa para ellos. ¿Qué si ese maldito tenía poder? ¡Eso no justificaba su comportamiento impulsivo!
En el mundo exterior, una serpiente plateada de tres cabezas adulta podía alcanzar el nive
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