Capítulo 53
Mi respiración se aceleró al notar la intensidad de su mirada.
—¿Qué... qué estás haciendo? —tartamudeé con las mejillas rojas.
—¿Qué crees que estoy haciendo? —me preguntó con una mirada que no pude descifrar. Su mano se poso en mi cintura y me estremecí.
—El doctor dijo que mi condición era muy delicada, así que sería mejor que no...
—¿No qué?
—Que no tengamos relaciones... —dije y sentí que mis mejillas se ponían rojas por la vergüenza. Habíamos tenido relaciones muchas veces en el pasado, no sabía porque me estaba poniendo tan nerviosa. De todas maneras, si él insistía, yo no podría detenerlo.
Herbert se quedó quieto, y luego comenzó a reírse suavemente mientras se quitaba de encima. Se acercó a la ventana y movió las cortinas para ver el paisaje.
—¿Quién dijo que quería acostarme contigo? No soy un animal, puedo controlarme. ¿O quizás la que no puede controlarse eres tú? —me dijo con suficiencia.
—¡Lo hiciste a propósito! —le grité mientras le lanzaba la almohada.
—T

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