Capítulo 46
No di mi brazo a torcer.
—Porque yo fui la que cocinó todo esto. Si no lo haces, no comes —dije con finalidad mientras le apartaba el plato.
Herbert hizo una mueca fea y se me quedó mirando. Aunque por dentro me estaba muriendo de los nervios, por fuera tenía que mantenerme fuerte porque no podía mostrar debilidad. Si lo dejaba ganar, se convertiría en la regla. Me dije a mí misma que no estaba pidiendo nada extravagante porque era necesario comer con las manos limpias.
De repente, se levantó y di un paso atrás con miedo porque en altura definitivamente no éramos rivales.
—Me voy a lavar las manos —dijo y se fue al baño.
Suspiré de alivio, pensé que me iba a gritar. Unos minutos después, Herbert volvió, se sentó y tomó el plato que le había quitado. Fruncí el ceño al que inhalaba la comida, ¿acaso no había comido en días?
—¿Por qué no comes? —me preguntó. Me senté, agarré un pequeño bocado y comencé a comer.
—Parecer ser que tendré que cocinar más en el futuro —dije al

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