Capítulo 128
Bella
Por el rabillo del ojo, noté que había sangre en el piso y recordé que Herbert pisó el vidrio mientras vociferaba su ira contra mí. ¿Se había cortado cuando lo hizo? Me levanté rápidamente y salí al pasillo para tratar de alcanzarlo, pero no había rastro de él.
Regresé a mi cuarto, cabizbaja, y me sorprendí al ver que tenía visita. Al parecer Herbert había comunicado al hospital de mi recuperación porque habían venido a revisarme y comprobar que todo estuviera bien con mi audición. Al final del chequeo, el doctor y la enfermera me felicitaron con amplias sonrisas. Sin embargo, solo atiné a responderles con debilidad. Herbert se había enojado terriblemente conmigo, pero en ningún momento había dejado de preocuparse por mi salud. Me sentí aún más culpable.
Posterior al chequeo en la habitación, la enfermera me llevó a otra habitación para hacerme un examen físico completo. Para cuando terminamos, ya estaba atardeciendo y me quedé admirando los tonos anaranjados de la puesta

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