Bella:
Herbert me estaba besando con tanta pasión y furia combinadas que estaba completamente cegado. Me apretó sin cuidado y yo me quejé pero no me escuchó. Una de sus manos comenzó a meterse por debajo de mi pijama y un pánico irrefrenable sacudió mi ser.
No debí haberlo hecho enojar tanto y ahora pagaría las consecuencias. Me abrió la camisa con fuerza y cuando estaba a punto de tirarme sobre la cama, una pequeña voz se alzó desde la cuna.
—¿Papá? —preguntó Lucas mientras se restregaba los ojos con los puños. Inmediatamente, Herbert me soltó y se acercó al pequeño. La furia se había evaporado y había sido reemplazada por cariño. Nunca lo había visto con una expresión tan sincera en su rostro.
—¿Me extrañaste? —le preguntó con delicadeza mientras lo recogía en sus brazos. Lucas asintió todavía medio dormido, y se acurrucó contra su pecho. Podía ver lo cómodo y seguro que se sentía con Herbert.
No dejaba de tocarle la cara con sus manos. Algo que había aprendido durant