Capítulo 85

Andrea intentaba acercarse para llevarse a Diego. Lo sostuve en mis brazos y revisé su ropa para ver si tenía más marcas en su cuerpo. —Papá, ¿qué estás haciendo? Diego, asustado por el comportamiento de Andrea, se había olvidado de regañarme. —¿Alguien te ha golpeado? Miré directamente a los ojos de Diego, temiendo que mintiera para proteger a Andrea. —No, mamá es buena conmigo. Diego es más inteligente que muchos niños; entendió de inmediato lo que le preguntaba. Levantó la mano y tocó mi oreja como queriendo consolarme y susurró: —Nadie me maltrata. Parecía que de repente Diego había madurado. ¿Sería el miedo? Eso no era propio de Diego. Fruncí el ceño, sintiendo que Andrea no trataba a Diego como ella decía. —No te entregué a Diego para que le hicieras daño. Ya le había dicho a Andrea que si Diego tenía alguna marca, lo traería de vuelta conmigo. —¿Qué vas a hacer? El rostro de Andrea se oscureció de repente, sus labios estaban pintados de un rojo brillante, pero su cara estaba pál