Capítulo 57
He llegado a entender bien su carácter en estas dos ocasiones.
Todos son bastante blandos, y Pablo es de esos que no reaccionan a menos que se le presione demasiado.
Tal vez incluso esperaba que yo discutiera con Andrea y me llevara a los niños.
—Eres completamente irracional.
Pablo miró a Gabriel sacudiendo la cabeza; su mirada se posó en Diego: —Diego, ven, vamos a buscar a mamá.
Diego estaba parado al borde de la cama, con las manos en las caderas, parecía estar ordenando a Sergio hacer algo.
Al oír a Pablo, Diego mostró una chispa de descontento.
Sin embargo, obedientemente se acercó: —Pablo.
Su tono era realmente meloso.
No pude evitar darle un golpecito en la frente a Diego: —¿Por qué no puedes hablar conmigo con esa cercanía?
—No lo mereces.
Diego seguía siendo como un gato erizado, difícil de tratar, y a la mínima se ponía furioso.
—Qué temperamento.
No tenía razones para retener a Diego, así que dejé que Pablo se lo llevara.
Cuando los dos desaparecieron de mi vista, finalme
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