Capítulo 35
La mirada de Rafael iba y venía entre María y yo: —Parece que mi presentación fue un éxito, ¿no es así?
Me sentí un poco incómodo, pero María tomó la palabra con naturalidad:
—Presidente Rafael, gracias por presentarme a Gabriel. Hemos disfrutado mucho de nuestra compañía estos días.
Rafael sonrió: —Me alegra oír eso. Gabriel a veces es demasiado serio, necesita que alguien le abra los ojos. María, cuídalo.
Miré a Rafael con una mezcla de resignación y diversión: —Rafael, ¿qué estás diciendo?
Rafael me dio una palmada en el hombro: —Está bien, no los molestaré más.
—Por cierto, Gabriel, ven a la oficina mañana, hay un proyecto que necesito que revises.
Dicho esto, Rafael se levantó y se fue.
El café volvió a la calma de antes, pero yo me sentía extrañamente tenso.
María pareció notar el cambio en mi ánimo y preguntó suavemente: —Gabriel, ¿estás bien?
Tomé aire profundamente y logré sonreír: —Estoy bien, solo que Rafael normalmente no se mete en mis asuntos personales, su
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