Capítulo 33
María se agachó, diciendo con ternura: —Hola Sergio, te he traído un regalo.
Los ojos de Sergio se iluminaron, pero aún así miró hacia mí con cortesía: —Papá, ¿puedo aceptarlo?
Asentí: —Por supuesto. ¿Qué debes decir?
—¡Gracias, María!
Exclamó Sergio con alegría.
La cena transcurrió de manera muy agradable.
Víctor estaba realmente interesado en las inversiones, y no dejaba de hacerme todo tipo de preguntas.
María, por su parte, conversaba alegremente con Sergio y hasta le enseñaba cómo jugar con Luna.
Después de la cena, María se ofreció a ayudar a limpiar los platos.
Inicialmente quería rechazar su oferta, pero ella insistió en ayudar.
Así que yo lavé los platos y María los secaba al lado.
—Gabriel. —Dijo María en voz baja. —Gracias por invitarnos hoy. Hacía mucho tiempo que no sentía un ambiente familiar tan cálido.
La miré un momento y noté algo complejo en su mirada.
Vacilé, pero finalmente pregunté: —¿Tu familia...?
María sonrió, pero su sonrisa era agridulce:
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