Capítulo 25
Le sonreí a Sergio y luego subí al escenario.
—Señoras y señores, buenas noches.
Miré alrededor del auditorio y comencé: —Hoy, quiero compartir con ustedes un sueño.
—Este sueño nace del deseo más puro en nuestros corazones de ofrecer un futuro mejor a la próxima generación.
Hablé sobre mi proyecto educativo y lo que había experimentado en esa escuela de montaña.
Al mencionar el ansia de conocimiento en los ojos de esos niños, noté que algunos en la audiencia ya tenían los ojos enrojecidos.
—Creo que la educación no debería ser un privilegio de unos pocos, sino un derecho de cada niño.
Mi voz se volvió firme: —Todos tenemos la responsabilidad de crear un punto de partida equitativo para estos niños, para que tengan la oportunidad de perseguir sus sueños.
Al final de mi discurso, el auditorio estalló en aplausos.
Respiré aliviado, bajé del escenario y regresé a mi asiento.
Sergio me abrazó emocionado: —¡Papá, lo hiciste increíble!
—¡Todos están aplaudiendo por ti!
Le sonreí y le acarici
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