Capítulo 11
A solo un paso de distancia.
En ese momento, el corazón de Isabel, como un lago helado, se rompió violentamente en pedazos.
José, al caer desde tan alto, se deshizo literalmente ante sus ojos.
Los transeúntes se agruparon alrededor, gritando, vomitando, llamando a la policía.
Isabel parecía sorda a su alrededor.
El mundo se había convertido en una película muda para ella; no podía oír ni ver nada.
Lo único que veía era el cuerpo desfigurado de José.
Se quedó mirándolo durante mucho tiempo y de repente sonrió.
—Sabía que solo me querías a mí, preferirías morir antes que estar con alguien más.
La sangre corría por el suelo, pero a Isabel no parecía importarle. Se acostó junto al cuerpo mutilado de José.
Extendió la mano y tomó con suavidad la de él, fracturada y destrozada.
—Mira cuán brillantes están las estrellas esta noche, las miraremos juntos. José, ¿recuerdas? Te dije que eras la estrella más preciada de mi vida. Lo que dije era sincero...
Isabel, rompiendo con su habitual frialdad

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