Capítulo 66 ¡Baldomero, qué hijo de puta!
Ariadna se giró y preparó un café en un vaso desechable, lo levantó con indiferencia y lo colocó frente a Baldomero.—Señor Baldomero, por favor, beba el café.
Baldomero observó el vaso desechable frente a él, del cual emanaba el aroma de un excelente café, tan intenso que llenaba el aire, un café de alta calidad.
Sin embargo, Ariadna se lo había servido en un vaso desechable.
—¿Señor Baldomero, acaso desprecia los vasos desechables?—Ariadna se sentó, levantó su vaso de agua y bebió dos sorbos con aire despreocupado.
—El vaso desechable es limpio y higiénico. Se usa una sola vez y luego se tira, sin preocupaciones por transmitir ninguna enfermedad.
Baldomero extendió la mano, tomó el vaso, lo acercó a sus labios y lo sopló, pero no bebió de inmediato, ya que estaba demasiado caliente.
—Está muy caliente, déjalo enfriar un poco.
Ariadna esbozó una ligera sonrisa sin decir palabra.
Baldomero abrió el paquete de medicamentos y comenzó a contar, confirmando que había treinta

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