Capítulo 60 Cada palabra, una declaración de amor

Baldomero caminaba rápidamente, y las palabras de Ariadna le provocaban una extraña sensación de incomodidad. Era como si lo hubiera utilizado. La distancia que Ariadna mantenía con él debería hacerle sentir aliviado, al menos no intentaba aprovecharse de su posición para seducirlo y luego, aprovechando su agradecimiento por haber salvado a Ángel, exigirle una boda absurda. Era una mujer que, siendo vanidosa y buscando vengarse de la familia Gutiérrez y de su antiguo prometido, pretendía mostrarse altiva y pura. Sin embargo, Baldomero temía que hubiera cambiado de opinión al enterarse de que Ángeles, su prometida, había llegado. Mientras pensaba en esto, Baldomero continuó caminando. No había avanzado mucho cuando vio a Ángeles sentada en una banca al borde de la calle. Tan pronto como Ángeles lo vio, se levantó rápidamente. —Baldomero, ¿ya regresaste? Mi hermano me pidió que te preguntara si necesitas Sombra de Noche. ¿Tienes algún problema con eso? —En casa tenemos varias hierbas ra