Capítulo 53 Ella no tiene fuerzas, no puede sostener el bisturí
Maika permaneció de pie, inmóvil, con el rostro tan pálido como un lienzo, enfrentándose a lo que parecía una fría indiferencia.
El desprecio, incluso la aversión de Baldomero hacia ella, había quedado claro desde la primera vez que intentó acercarse.
Sin embargo, Maika no se rindió ni se conformó. Siempre creyó que un hombre tan excepcional no debería ser el novio de Ariadna.
Después de un rato allí parada, Maika dio la vuelta y regresó a la villa.
Pablo ya había comenzado a buscar por todas partes, mientras Zulema y Máximo estaban amordazados con toallas, sus manos y pies atados a las sillas.
En cuanto al mayordomo y Beatriz, también estaban atados con cuerdas y arrojados en un rincón.
Carlos, con una actitud descarada, estaba sentado en el sofá, observando fijamente a Máximo y Zulema.
No hacía falta decirlo, la tarea de atarlos había sido de Carlos.
Antes, cuando no sabían que eran miembros de la familia San Aureliano Pérez, Maika no les prestaba atención. Pero ahora
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