Capítulo 33 El lobo de ojos en blanco, desleal, ingrato y deshonroso
Ariadna devolvió la llamada.
Tras tres tonos, Máximo contestó.
—Hola, Señor Máximo.—La voz de Ariadna sonó fría, con un claro distanciamiento.—No sé por qué me llama, Señor Máximo. ¿En qué puedo ayudarle?
—Mira, Ariadna, tu abuela está muy grave. Sería mejor que regreses ahora, o no te puedo asegurar que podrás verla una última vez.
La voz de Máximo era seria y algo impaciente. Tras decir esto, colgó sin esperar a que Ariadna preguntara algo.
Zulema le había comentado que Ariadna era muy desconfiada, y ella misma era cautelosa. Máximo sabía que si le explicaba demasiado a Ariadna, probablemente comenzaría a hacer demasiadas preguntas y podría terminar diciendo algo que no debía.
Lo mejor era simplemente transmitir el mensaje y colgar rápidamente, mostrando una actitud extremadamente impaciente y despectiva.
De esta forma, Ariadna no sospecharía.
Ariadna sostuvo el teléfono, que había sido colgado por Máximo, frunció el ceño y de inmediato marcó el número de su abuela Mar
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