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Capítulo 3

  ******Cinco años después******   La Perspectiva de Catherine   "Señorita, deje de espiarnos, sino me enojaré". Dijo un tierno niño mientras miraba a la mujer lobo que se apoyaba en un árbol cercano para descansar.   El chico era mi hijo, Noah Wyatt. Su mirada seria divertía a los rebeldes alrededor que estaban descansando.   "Relájate, Noah". Acaricié suavemente el cabello de mi hijo y abracé con fuerza a mi hija.   Me convertí en una rebelde hace cinco años después de que mi padre, el Alpha, me echara de la manada. Más de tarde, descubrí que estaba embarazada.   Afortunadamente, Mabel Erich, una amiga de mi mamá, me dió una manó. Sin embargo, no podía unirme a su manada debido a mi padre.   Con la ayuda y cuidados de Mabel, di a luz a mis gemelos, Noah y Hedwig.   "¿Estás cansada, mamá? Puedes tomar una siesta, y Noah y yo te cuidaremos". Hedwig me miró con sus grandes ojos.   Noah y Hedwig eran muy lindos.   Noah era mayor que Hedwig. A pesar de ser joven era más maduro que otros de su edad. Tenía un rostro que denotaba astucia, y unos ojos brillantes y sabios.   En cuanto a Hedwig, se veía encantadora con su piel clara.   Gracias a ellos, pudimos conseguir ayuda fácilmente cuando conocimos a otros rebeldes.   En esta ocasión, me uní con algunos rebeldes para participar en el rito de apareamiento en el Bosque Sombrío.   No todos los rebeldes nacían como lobos solitarios. Algunos de ellos eran forzados a convertirse en rebeldes porque sus manadas habían desaparecido.   Anhelaban regresar a su manada y tener una vida tranquila.   Cada año, gran cantidad de lobos asistían al ritual de apareamiento. Es por ello que muchos rebeldes también acudían, para ver si tenían suerte en encontrar a una pareja o de persuadir a un Alpha de que los integrara en su manada.   Por los últimos cinco años, había vivido lejos de Nueva Jersey, lejos de la manada de mi padre. Ese lugar me traía muy malos recuerdos.   Pero esta vez, había regresado para buscar el collar que me había dado mi madre.   Además, Noah y Hedwig ya eran suficientemente grandes para la escuela.   Aunque yo trabajaba en Pensilvania, tenía la esperanza de que Noah y Hedwig fueran a la escuela de hombres lobo. Después de todo, ambos eran hombres lobo.   Sin embargo, ninguna escuela de hombres lobo aceptaría a unos rebeldes. Es por ello que tenía que unirme a una manada de lobos. A pesar de que era una mamá rebelde con dos hijos, creía que alguna manada que quisiera más cachorros nos aceptaría.   Media hora después, decidí que el descanso había terminado, y continuamos nuestro viaje.   "¿No podemos descansar un poco más, mamá?" Hedwig tomó mi mano y me pregunto con voz tierna.   Besé a mi hija en la mejilla y le dije: "Este bosque no le pertenece a ninguna manada, Hedwig. No es un lugar seguro, así que tenemos que irnos lo antes posible".   "¡Qué patético, mamá! Nos cuidaste toda la noche y ni siquiera pudiste dormir un poco". Hedwig tenía una mirada molesta en su cara regordeta.   "Hedwig, como ya sabes lo que mamá hizo por nosotros, entonces no la hagas enojar, ¿entendiste?" Le dijo Noah a Hedwig como si fuera un adulto mientras le acariciaba la cabeza.   "¡Claro! Me comportaré". Una dulce sonrisa recorrió su rostro.   Me sentí feliz y culpable a la vez de que Noah y Hedwig hayan sido tan considerados.   Seguimos caminando por otra media hora y finalmente salimos de ese extraño bosque. No pude evitar sorprenderme al ver el familiar paisaje que estaba frente a nosotros.   "Han pasado cinco años y por fin estoy de vuelta".   Miré a mis dos hijos y sentí como si todo hubiera sido un sueño.   "Ahora vayamos a la casa de Mabel". Me paré a la orilla de la carretera con mi maleta en mano, y pronto, vi un auto aproximándose.   El auto se detuvo enfrente de nosotros. Un hombre de mediana edad salió del auto y me saludó con una sonrisa. "¿Tú eres Catherine?". Dijo el hombre. "Soy Carl; Mabel me pido que pasara por ti. No podrás pasar la inspección de la manada si no vas en mi auto".   "Sí, soy Catherine. ¡Muchas gracias!" Respondí a Carl asintiendo con una sonrisa.   Carl soltó una carcajada y metió mi equipaje en el auto.   En cuanto vio a Noah y Hedwig, Carl de inmediato les mostró afecto. "Usted deben de ser Noah y Hedwig. ¡Se ven adorables!".   Al escuchar los elogios de Carl, no pude evitar mirar a Noah y Hedwig.   De hecho, Noah y Hedwig tenían buenos genes, eran como dos gotas de agua.   Noah era guapo, y Hedwig era dulce. Además, ambos tenían una cosa en común: sus rasgos eran perfectos.   No pude evitar tocar mi rostro. Siempre tuve la sensación de que los niños no se parecían a mí.   Parecía que sus habían heredado los genes de su padre.   En cuanto pensé en su padre, comencé a sudar frío.   Ese hombre se convirtió en mi pesadilla.   "¿Mami, qué estás pensando?". Los niños tenían tanta energía que incluso seguían hablando en el auto.   Por fortuna, a Carl le gustaban los niños. Estaba escuchando hablar a Hedwig sobre todo lo que había visto en Pensilvania.   Suspiré aliviada miré por la ventana.   De pronto, vi un rostro conocido en los carteles que había a lo largo del camino.   Era Gina.   Al parecer Gina había tenido bastante suerte y se convirtió en una estrella famosa en Nueva Jersey.   Era de no creer, pues Gina nunca sobresalía inclusive entre los hombres lobo.   Miré a la descripción del cartel de Gina, éste decía: pura y dulce.   ¿Qué carajos?   Cuando seguía en la manada de la Luna Negra, había escuchado que Gina sedujo a muchos hombres lobo que tenían pareja.   ¿Cómo es que Gina podría ser pura y dulce?   Eso me recordó a mi padre.   La vida no era justa.   Mis padres eran Alpha y Luna, pero yo me convertí en rebelde y ni siquiera podía darle a mis hijos una vida estable.   No pude evitar abrazar a mis hijos más fuerte.   Noah y Hedwig se veían adormilados, así que se acurrucaron en mis brazos.   Hedwig se quedó dormida en pocos minutos. Escuchaba su respiración tranquila y miré a Noah. Aunque Noah también estaba cansado, trataba de mantenerse despierto; era un buen niño.   Sabía que sólo se preocupaba de yo estuviera exhausta.   De repente, Noah vio un edificio por la ventana y le apunto gritando de asombro: "Mamá, ¡el edificio es muy alto!".   Volteé a ver, y en efecto, era un rascacielos.   Aunque no estaba lejos de Nueva York, el Bosque Sombrío se encontraba en Sayreville, un pueblo en Nueva Jersey.   Por ello era raro ver un edificio así por aquí.   "Oh, ésa es la sucursal de Grupo Chávez en Sayreville. Te digo un secreto, el Grupo Chávez pertenece al nuevo King Lycan, y se dice que la sede está en Nueva York".   Carl estaba manejando, pero se asomó por la ventana para explicarnos.   "Si tan sólo pudiera entrar y echar un vistazo". Noah miró el edificio con inocencia y de mala gana retiró la vista.   Me reí un poco: "Los miembros de la familia real trabajan ahí, así que no es un lugar que se pueda visitar".   Noah me miró fijamente frunciendo los labios y con una mirada de descontento.

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