Capítulo 890
Sofía frunció el ceño y, apretando los labios, dijo: —Si no dices nada, encontraré una manera de que Salvador nunca se entere. Sé que no quieres que me case con un hombre de buena posición, pero ya estás casada con Alejandro, la señora Marta te quiere mucho, ya lo tienes todo. ¿No podrías ayudarme?
Como era de esperar, Ana resultó ser especialmente astuta.
Además, en su corazón había una oscuridad que no soportaba ver a los demás tener más éxito que ella.
Ana dejó de sonreír y respondió con frialdad: —No tengo ninguna obligación de ayudarte.
—¡Tú! ¿Entonces lo que quieres es hablar mal de mí frente a Salvador, verdad? —Sofía se encolerizó mucho. Ella ya le había rogado de manera tan humillante, ¡y Ana seguía siendo tan implacable!
Era realmente una persona sin moral.
No podía creer que Alejandro siguiera queriendo a Ana.
Ahora Patricia estaba mirando ferozmente desde un costado, y tal vez pronto Alejandro pediría el divorcio.
Ana, algo cansada de la conversación, dijo:
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