Capítulo 848
Además, las exigencias que mencionaba Alejandro eran las mismas que las de Fernando.
Esto demostraba el respeto que ambos tenían hacia Ana.
Aunque las peticiones de Ana resultaran poco razonables, ellos seguían instruyéndolos conforme a sus deseos.
Lo que Patricia no podía aceptar era si Alejandro sabía cuánto la afectaban sus palabras.
—Piénsenlo bien. —La voz de Alejandro sonó nuevamente.
Los ojos de Patricia se llenaron de lágrimas, y su voz se tornó baja y dolida: —2.8 millones de dólares está bien, para nosotros 2.8 millones no es nada, pero que me pida disculparse con ella, no sé qué hice mal para tener que pedirle perdón. Alejandro, me siento desamparada y muy triste.
—¿Has visto a Ana en privado? —Preguntó Alejandro.
Patricia se quedó perpleja; no sabía si era su imaginación, pero parecía que el tono de Alejandro se volvía más frío.
—Sí, nos hemos encontrado, pero apenas hemos hablado unas palabras. —Respondió Patricia, manteniendo la calma.
¿Estaba Alejandro investigando si el
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