Capítulo 80
Un hombre común y corriente, que ella no podía olvidar.
En este momento, la oscuridad dentro de La Villa Estrella del Mar no era nada comparada con la oscuridad en los ojos de Alejandro.
——
Grupo García.
En el alto edificio de oficinas, todos estaban ocupados.
A las diez de la mañana, Diego, vestido con un traje, llegó acompañado por Carmen, también en atuendo profesional.
Diego, al fin y al cabo, era el presidente de una empresa y tenía un aire elegante y una presencia imponente.
Aunque su empresa no era pequeña, frente a Grupo García no era suficiente.
Además, con los problemas que la empresa había enfrentado en los últimos días, Diego se sentía algo inseguro.
Carmen, al entrar al edificio, sintió una sensación de pertenencia.
Era como si ella hubiera nacido para ser la dueña de este lugar.
—Lo siento, sin una cita con Eduardo, el director González no puede ver al señor García. —dijo la recepcionista con una sonrisa, después de enterarse de que Diego no tenía cita.
Diego se sintió un
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