Capítulo 799
La nieta de Don Leopoldo se sonrojó, —Abuelo, no he pensado en nada, solo tengo algunos sentimientos por él, pero pensándolo bien, no puedo manejar a un hombre como él, no haría eso, al final la que sufriría sería yo.
Don Leopoldo se rió, —Bien, que lo hayas pensado muestra que mi nieta es inteligente, vamos a cenar.
—¿No esperamos a la Señorita Ana y a Pablo?
—Ellos se quedaron en un hotel esta noche, tienen otros planes, vamos a comer.
—
Un guiso caliente, una mesa llena de carnes y verduras frescas.
Ignacio también adora los guisos.
La última vez que comieron juntos, él notó lo que a Ana le gusta comer.
La cara de Ana se puso un poco roja, el guiso local es más auténtico y más picante que en la ciudad A.
Ignacio le pasó una servilleta, —Sécate el sudor.
—Gracias,— dijo Ana, tomando la servilleta y secándose el sudor de la frente.
¡Tin!
Un mensaje de WhatsApp.
Ana puso la servilleta a un lado y miró su teléfono.
Eduardo: [¿La señora ya regresó a la ciudad A?]
[Todavía no.]
El telé
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