Capítulo 54
No pasaron ni dos minutos cuando Ana salió de su habitación con una bolsa de una tienda de conveniencia en la mano.
Alejandro no entendía del todo lo que ella planeaba.
—Aquí tienes unas bolsitas de té que preparé según una receta antigua. Son buenas para el sueño. No preparé mucho, pero estas te servirán por ahora.
Ana le entregó la bolsa.
Había leído muchos libros en casa de la abuela Ruiz y podía preparar algunas recetas antiguas. El remedio para los baños de pies que usaba la abuela García también lo había preparado ella, y había sido muy beneficioso.
—¿También es té? —Alejandro tomó la bolsa, de la cual emanaba un ligero aroma a hierbas medicinales.
¿Solo lo había llamado para darle té?
—El té no es todo igual. Este que preparé ayuda a dormir. No lo encontrarás en tiendas. Es tarde y tengo sueño. Buenas noches, señor García. —dicho esto, Ana regresó a su habitación.
Realmente estaba cansada.
Por supuesto, no estaba exagerando. La abuela Ruiz le había dicho que esos libros antiguos
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