Capítulo 51
Eduardo se asustó y dijo apresuradamente, —¡Escucha al jefe García!
Alberto lo miraba con una sonrisa irónica, —¿Qué te ha pasado en estos días? ¿Acaso tuviste un accidente automovilístico y aunque no te lastimaste, perdiste el valor?
—¡Cállate! —Eduardo frunció el ceño.
Si había alguien que Eduardo detestaba en ciudad A, era Alberto, con su sonrisa falsa y siempre listo para aprovechar cualquier oportunidad para perjudicar a los demás.
Alejandro estaba acostumbrado a las discusiones entre los dos, así que sacó un cigarrillo y comenzó a fumar lentamente.
Hoy quería ayudar a Ana, porque no quería que esta situación afectara a su abuela, aunque Ana no le había pedido ayuda.
Esperemos a ver qué pasa.
——
En la casa de los Martínez.
Eran más de las siete y el tráfico en ciudad A aún estaba denso. Lo que normalmente tomaba treinta minutos, a Ana le llevó cuarenta y cinco.
Cuando entró en la casa, vio a tres personas sentadas en el sofá del salón esperándola.
—¡Anita!
Los tres se levantaron c
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