Capítulo 376
Tratar con mediaciones en su programa nunca era sencillo.
Siempre surgeron complicaciones.
Si no existieran, no acudirían a su estación televisiva.
—¡La persona que buscaban ha llegado!
Un vecino les informó.
Inmediatamente dirigieron su mirada hacia la escalera y efectivamente, allí estaba Ana.
El presentador avanzó rápidamente hacia ella y le preguntó directamente: —¿Usted es Ana?
—¿Conocen el derecho a la imagen? Sin mi consentimiento, llegan a mi casa y me graban con cámaras. ¿Acaso lo que necesita su programa no es audiencia, sino una notificación legal? —replicó Ana con el rostro impasible y una voz que trataba de mantenerse serena.
Luego, dirigió su mirada hacia Carmen, quien lucía culpable, y hacia Gustavo, con un semblante sombrío. —¿Creen que trayendo un programa aquí van a obtener alguna ventaja? ¿Amenazarme? Antes pensaba que eran personas dignas, ahora ni a animales los considero.
La puerta, que había permanecido cerrada todo el tiempo, se abrió.
Justo cuando Elena estaba
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