Capítulo 24
Al principio, Alejandro pensó que Ana se había dejado caer a propósito en sus brazos fingiendo no poder mantenerse en pie, y se sintió un poco impaciente, hasta que escuchó su explicación.
Su rostro estaba muy pálido y tenía pequeñas gotas de sudor en la frente.
Claramente, estaba enferma.
—No me pasa nada, llévame de vuelta a la Villa Estrella del Mar. No quiero preocupar a mi abuela ni contagiarle mi resfriado. —dijo Ana nuevamente.
Alejandro asintió, se quitó el saco y lo colocó sobre los hombros de Ana, luego la tomó por los hombros y se dirigió rápidamente hacia la salida.
Diego y Carmen lograron abrirse paso entre la multitud y estaban a punto de alcanzar a Alejandro cuando él, acompañado de Ana, se alejó a paso rápido.
Intentaron seguirlos, pero el personal los detuvo.
—Alejandro está usando el acceso VIP. —les dijeron.
Padre e hija se quedaron allí, incómodos y decepcionados.
¡Solo faltaba un paso!
¡Qué mala suerte!
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Antes de subir al auto, Ana escuchó a Alejandro llamar a la
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