Capítulo 172

Emilio presionó firmemente el carrito de compras. Unos ojos hermosos se posaron en Ana, como un cazador observando a su presa. —Debería llevarte a casa. —Emi... —dijo la mujer, al ver cómo Emilio cortejaba a Ana, cambiando su expresión. El hombre que había prometido acompañarla durante todo el día ahora solo tenía ojos para otra. Se sintió amenazada. Ana era incluso más hermosa que ella. Emilio apenas le lanzó una mirada fugaz desde el rabillo del ojo. —Ve a pasear por el supermercado. La actitud de Emilio era evasiva. De todas las personas que Ana había visto ese día en el club, Emilio era el que menos le gustaba. Siempre galante y mujeriego, y con un anillo en la mano, Emilio acabaría arruinado por una mujer tarde o temprano. De repente, ella agarró el brazo de Emilio. Ana presionó con la punta de sus dedos. —Ya te dije que puedo sola. Tras estas palabras, Emilio pareció recibir una descarga eléctrica, saltando hacia arriba, exclamando un ahogado: "¡Ah!" Ese grito doloroso estaba con