El otro lado estaba dispuesto a renunciar incluso a los costos iniciales de la colaboración con tal de cancelarla.
—Estos pequeños problemas no deberían ser consultados conmigo. ¿Para qué les pago sueldos altos? ¡Lárguense todos! — Diego perdió completamente la compostura que se espera de un director ejecutivo.
Gustavo miró a Diego, quien ya había perdido su estabilidad emocional. Sus ojos estaban llenos de venas rojas y dijo: —Papá, me temo que nuestra empresa no aguantará mucho más. Lo he entendido; claramente hay alguien que está intencionadamente en contra nuestra.
—¿En contra nuestra? Eduardo no tiene la capacidad para hacer que Alejandro escuche sus órdenes y presione a una empresa ya establecida. — Diego negó con la cabeza, algo que no podía entender del todo.
¿Dónde estaba el error?
¿Por qué alguien querría sabotearnos a propósito?
Parecía que querían destruir todos los años de esfuerzo y logros.
—Eduardo realmente no debería tener la capacidad de hacernos ataques directos. El