Capítulo 143
Caminando torpemente hacia arriba, estaba semiinconsciente.
Alejandro observaba cómo Ana entraba en casa, luciendo somnolienta, con los labios apenas curvados en una sonrisa.
A pesar de su corta edad, la pequeña niña mantenía un horario tan regular como el de una persona mayor.
Justo antes, en el club, había bostezado dando la espalda a la gente. La necesidad de concentrarse completamente mientras conducía de regreso había agotado todas sus energías.
—¿Dejo el dinero en el sofá? Cuando me despierte mañana por la mañana, lo recogeré.
Recordó Ana lo más importante.
¡Su dinero!
Era dinero que había ganado con su propio esfuerzo.
Pensar que su primer gran ingreso en la vida había venido de una mesa de juego la hacía querer reír. Miró a Alejandro con una sonrisa y dijo: —Realmente te lo agradezco mucho. Probablemente nunca vuelva a ganar tanto dinero en una mesa de juego en mi vida.
Por supuesto, otra opción sería ir a un casino.
Pero los casinos son lugares donde es fácil involucrarse dema
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