Capítulo 18
Por alguna razón, Isabel no respondió a mi mensaje, ni vino a llevarse a Carlos. Él se comportaba como si fuera mi guardaespaldas, saliendo cada vez que yo salía y apareciendo cada vez que terminaba mi jornada laboral.
No había manera de deshacerme de él, ni con golpes ni con palabras.
Finalmente, me rendí, cansada de luchar.
Supuse que eventualmente él se daría cuenta por sí mismo y se iría.
Ese día, hubo problemas con el avatar de un nuevo juego que estábamos lanzando, y después de una reunión, ya era tan tarde que apenas se veía algo afuera.
Mi jefe nos instruyó que, para tener unas buenas fiestas, solucionáramos este problema en los próximos días.
Froté mis sienes cansadas y empecé a recoger mis cosas para irme a casa.
—Presidente José.
—Presidente José.
Escuché a un colega saludar y alzé la vista hacia la dirección de la voz, solo para ver a José acercándose.
—¿Presidente José?
Pregunté medio en broma, medio en serio.
José sonrió con su rostro atractivo: —A
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