Capítulo 829
Lucille tuvo un mal presentimiento. Ella lo apartó con decisión. "No quiero oírlo más".
Sin embargo, su mano estaba firmemente sujeta.
Lucille levantó la cabeza y vio la mirada perezosa pero afectuosa de Joseph. Las comisuras de sus labios estaban curvadas y su sonrisa conmovía el alma. Dijo con voz ronca: "Por supuesto que sí".
Lucille sintió que se le calentaban los oídos y su rostro se sonrojó al instante.
Esta conversación no podía continuar más.
Si esto continuaba, la situación podría salirse de control...
Lucille estaba a punto de retirar la mano cuando Joseph la detuvo. "No te muevas."
Mientras hablaba, sacó una pequeña caja de medicina de su espalda. Estaba lleno de todo tipo de medicinas.
Antes de salir, dijo que le aplicaría ungüento en la herida. Resultó que todavía lo recordaba.
Lucille no se movió, permitiéndole aplicarle el ungüento frío en la muñeca. Había marcas dejadas por la cuerda tosca en el edificio en ruinas.
José bajó la mirada y aplicó el ungüento en sus heridas

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