Capítulo 54
No hacía falta decir que era alguien enviado por la señora Collins.
Lucille guardó silencio.
Se quedó rígida, y permaneció en la misma posición por algunos instantes.
Podía oír los fuertes latidos de su corazón y el tenue aroma a hierbas que emanaba del cuerpo de Joseph invadió su nariz.
Aunque era un hombre enfermizo, tenía muy buena figura. Era alto, con la espalda recta, y su cuerpo estaba bien proporcionado. Incluso a través de su ropa, ella podía notar lo musculoso que era.
Lucille no pudo evitar preguntarse si serían ciertos los rumores de que estaba enfermo.
Pues realmente no lo parecía.
Mientras estaba sumida en sus pensamientos, oyó su voz clara y agradable por encima de ella, diciendo: "Ya se fueron. ¿Aún quieres quedarte en esa posición?".
Cuando Lucille recobró el sentido, se dio cuenta de que él ya había apartado la mano. Era caballeroso y educado, pero con un viso de indiferencia.
Inmediatamente dio un paso atrás y sintió una punzada de dolor en el tobillo cuando se ender

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