Capítulo 143
Lucille levantó las cejas con asombro. De repente, oyó hablar a José. Su voz era pesada y apagada como si estuviera reteniendo algo.
Nadie sabía qué emociones ocultas había en esos ojos suyos. Su mirada era como una corriente subterránea, profunda y sin fondo, pero ligeramente fría y solitaria.
Murmuró: "No me tengas miedo, Bobo".
Lucila se quedó atónita. ¿Qué había que temer?
Bajo su mirada desconcertada, Joseph se quitó la camisa por completo.
El pecho fuerte y musculoso del hombre estaba cubierto de cicatrices de varios tamaños. Algunos eran profundos y otros poco profundos. Incluso después de varios años, uno podría decir que esas cicatrices alguna vez fueron heridas que fueron casi fatales.
Lucille aspiró una bocanada de aire frío.
La mayoría de las personas solo tendrían moretones en sus cuerpos.
En el cuerpo de Joseph, había heridas de bala, heridas de látigo y otras heridas por dispositivos de tortura.
Joseph, el hijo de la familia Collins, nació en una vida cómoda. Era orgullo

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